08 junio 2013

Amor carnal a primera vista

Era perfecta. Apenas la vio, sintió como su corazón latía con fuerza y como lo enloquecía contemplar sus ojos, la cascada negra de su pelo, sus largas piernas y su piel blanca y suave. Lo había fascinado. Su belleza era celestial incluso bajo la luz de los fluorescentes.
Se sintió muy triste cuando se fue. La siguió. La encontró y esperó hasta lo noche para verla cara a cara (la vigilaban con mucho recelo). Movió tierra, rompió puertas, pero al fin pudo encontrarse con ella. Su cuerpo parecía brillar en la oscuridad de la habitación en la que estuvieron juntos. Él no pudo contenerse más. Mordió su brazo y empezó a devorarla lentamente, oculto por las sombras del mausoleo.

Día de la Madre

El cuarto estaba a oscuras, clausurado. La ventana estaba cerrada con tablas y el olor a cerrado era invasivo. El hombre arrojó el arma inservible y sostuvo a su hija en sus brazos. Trataba con todo su esfuerzo que la niña no note el miedo con el que observaba la puerta atrancada. La pequeña tironeó de sumanga y le preguntó:
- ¿Papi?
- ¿Sí, amor?
- ¿Cuándo se va a morir mamá?
El hombre no supo qué contestar. Los golpes empezaron a escucharse en la puerta

Más o Menos

Camino y me detengo; parado en medio de la plaza, y no sé por qué me acuerdo de vos. Es raro pero obvio que la duda me surja casi inmediata. Vos me conocés y te acordás que casi siempre se me da por filosofar, pero las cosas en las que pensaba eran muy ajenas. Y podés creer que justo ahora me agarra...
Se me ocurrió pensar qué pasa cuando se termina una relación, Y no sé cómo abordarlo, excepto con lo que nos pasó a nosotros dos, claro.
Me acordé cómo me ponía mal al principio. No aceptaba nada y tenía adentro tanta bronca y tristeza que con solo acordarme de tu cara me venían ganas de matarme. Con el tiempo creo que me puse mejor. Ya podía salir tranquilo a la calle y descubrir que la vida sigue. Que el hecho de que se termine un amor no significa que se termine el mundo, ni mucho menos. El no saber qué pasó con vos me ayudó también, supongo.
¿Ahora? No sé. El otro día me llamaste. Creo que tengo algo de nostalgia. Cuando me hablás te puedo responder con toda naturalidad. Pero hay algo. Algo que se impone después, como un silencio ominoso.

Te digo que estoy bien.

Aunque no sé muy bien cómo estoy.