- ¿Hay alguien?
-Sí, estoy yo ¿A quién
esperabas?
- No, no sé… por ahí
había alguien más y tenía ganas de escucharlo
- ¿Qué? ¿Te cansaste
ya de mí?
- No, no es eso. Es
que tanto tiempo acá, solos, me…
- ¿Te qué?
- …me aburre un poco
- Bueno, es común.
Tanto tiempo solo con la misma persona es agotador.
- No, no digás eso
- ¿Por qué? Es la
verdad. El ser humano no se hizo para vivir todo el tiempo con una sola
persona, y vos lo sabés. Primero es todo entusiasmo, si la persona te cae bien.
Luego es vacío. No hay nada qué decirse. Luego es aburrimiento. Que se
convierte en bronca. Luego en odio. Y eventualmente uno le saca los ojos al
otro con una cuchara.
- Sí, puede ser…
- Más vale que puede
ser…
-…
-…
- Aunque no siempre
- ¿Por?
- Yo no te tengo
bronca.
- Es porque nunca te
caí bien, por eso.
- Nunca dije que me
caías mal
- No, pero se te nota.
Tenés una forma de mirarme que deja a traslucir tu desconfianza.
- …
- Y ahora me vas a dar
la razón, como siempre.
- ¿Y qué querés que
haga? No tenés idea cómo me revienta que siempre salgás teniendo la razón.
- Y sin embargo no
hacés nada.
- ¿Qué puedo hacer?
- Podrías haberme
matado hace rato…
-…
- … como dijiste que
ibas a hacer…
-…
- ¿O te diste cuenta
de la verdad?
-…
- Si me matás te
quedas solo, campeón. Y si hay algo a lo que realmente le tenés miedo es a
quedarte solo.
- Yo no tengo miedo.
- (Ríe) No, claro… vos
nunca tenés miedo. No tuviste miedo por vos cuando se te vino toda la mierda
encima. No actuaste por miedo cuando llegaste acá. No fue por miedo tuyo que yo
estoy con vos.
- Dejate de joder ¿querés?
Yo no puedo tener miedo.
- ¿Por qué no?
- Porque si empiezo a
sentir miedo todo se va a poner incluso más para la mierda de lo que ya está.
Si empiezo a tener miedo, no voy a poder evitar sacarlo para afuera. Y si lo
saco, todos se van a dar cuenta de lo que soy.
- Un cagón
- Sí… No… Bah, no sé…
Sé que a veces tengo miedo. Una persona sin miedo no es más que un impostor. No
creo que sea un cagón. Tengo el mismo miedo que todos los demás. Sólo que
cambia según la situación en que estés. En mi caso, ese miedo crece todos los días.
Si no fuera por vos, se me iría todo al carajo. Y de ahí no hay vuelta atrás
- Ah, miralo vos… Al
changuito le está funcionando la cabeza. Pero cuidarte de no usarla mucho,
pensar en exceso hace mal. Si no mirá a todos los intelectuales. Todos se
mataron o murieron solos y deprimidos.
- ¿Pero puedo hacer
otra cosa acá?
- Podés hablar conmigo
- ¿Y eso de qué me
sirve? Me deprimo, me siento para la mierda y
lo peor es la impotencia de tener que bancarte porque no tengo otra salida.
- …
- Ya no sé qué hacer…
- Bueno… si pudiera
ver esta situación desde fuera, diría que mejor solo que mal acompañado, pero
realmente no funciona, ya que nadie sabe lo que es estar realmente solo. Vos lo
sabés, y te mata por dentro ¿no?
-…
- Parecido a lo que
hiciste.
- ¿Qué?
- Sí, eso que hiciste.
La razón por la que estamos acá, teniendo esta conversación.
- Callate...
- Ah, ¿no te gusta que
te lo recuerden? Ya es tarde, papilo. Ya te mandaste la cagada, pecho.
- Te digo que te
callés.
- Si me callo es lo
mismo. No te podés ocultar de lo que hiciste. Tus manos están manchadas hace
rato y no hay nada con lo que te las podás lavar.
- Hijo de puta…
- Uh, empezamos con
las hostilidades ¿Me querés hacer pensar que súbitamente me odiás? No me podés
odiar más que a vos mismo en este momento. Y digamos que es muy difícil.
- ¡CALLATE, LA PUTA QUE TE PARIÓ, CALLATE!
- ¿O qué? ¿Me vas a
matar cómo a ellos?
- …
- Sé que no lo vas a
hacer, te conozco hace mucho y además no ten…
- Andate…
- ¿Qué?
- Que te vayas…
- Creo que no estás
pensando bien ahora...
- Estoy pensando perfectamente.
No te necesito más acá. Si se me va a pudrir aún más la cabeza, prefiero que no
haya nadie más para verlo.
- Vos sabés que lo voy
a ver igual ¿no?
- No me importa.
- Te vas a arrepentir
después.
- ¿Por qué?
- Porque si me voy… te
vas a dar cuenta que siempre estuviste solo. Que nadie estuvo con vos en ningún
momento. Que todo esto lo hiciste para no volverte loco, aunque no podés admitir
que ya perdiste la cabeza.
- …
- ¿Seguro que esto es
lo que querés?
- Dejame…
- …
- …
- chau, hermano.
Y se fue. Se fue del lugar donde
nunca había estado, dejando a la mitad una conversación que nunca había
existido. Sólo dejó tras de sí, la soledad y la locura de un asesino.