06 agosto 2015

1. Génesis

En un principio, no existía nada. 

Luego hubo una explosión en algún lugar del vacío de información. 

El hombre, en su vasto deseo de conectarse, había creado Internet. 

En el primer momento, creo los códigos HTML y HTTP, y vio que eso era bueno. 

En el segundo momento, le dio forma y nombre a la WorldWideWeb, y vio que eso era bueno.

En el tercer momento, le mostró a sus pares su creación y todos fueron libres de compartirla. Empezaba surgir una pujante y alegre comunidad de gente que empezó a conocerse y a experimentar con esta bella herramienta, y el hombre vio que eso era bueno. 

En el cuarto momento, las grandes compañías se apoderaron de los dominios y comenzaron a crear lugares masivos en ella para que todos, parias, mundanos y especiales pudieran comunicarse y compartir entre ellos, especialmente si antes pagaban una modesta suma. El hombre recibió paga y vio que esto era bueno.

En el quinto momento, ocurrió la explosión, donde casi todo el mundo podía gozar de la luz del Internet. Sin embargo, los Reyes temían Internet y empezaron a imponer leyes y a encarcelar a los que antes habían circulado con libertad por ella. Y el hombre sintió miedo.

En el sexto momento, se creó la Deep Web, donde los rechazados pretendían refugiarse de los Reyes, atrayendo a criminales, frenéticos, locos y pervertidos; a la vez que surgían las redes sociales, para que todos pudieran comunicarse entre sí evitando la molestia de verse y conocerse. 

En el séptimo momento, el hombre se dedicó a disfrutar del Internet, estando cada vez más conectado y más solo, cada vez más informado e ignorante, cada vez más despierto y dormido, cada vez más rebelde y gobernado.

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